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martes, 10 de octubre de 2017

DC - Capítulo 25: Amuleto de Tharsis



Capítulo 25: Amuleto de Tharsis


Los tres días pasaron rápidamente, y el sol de la mañana ya estaba ligeramente presente en el horizonte.

Ryou apenas había tenido algo de tiempo para descansar en estos últimos días. Unas ojeras negras demostraban este hecho. Pero si no trabajaba a toda marcha, sería imposible llegar a tiempo con toda la producción de artículos que planeaba entregar a la casa de subastas.

Finalmente, con la ayuda de Naomi, logró hacerlo a tiempo en el último día.

Naomi, que estaba muy pendiente de esto, apareció temprano por la mañana; y recibió la bolsa interespacial con todos los productos terminados para ser entregados de inmediato.

“Necesito dormir un poco antes del torneo, te veré allí cuando comience” comentó Ryou mientras se despedía de su amiga.

Una vez solo en su cuarto, se relajó en un sillón y pensó en el largo día que le esperaba.

Tenía que participar en el torneo de novatos por la mañana y la tarde. Mientras que por la noche debía ir a la gran subasta, a la cual asistirían todos los grandes personajes del Gran Desierto Oscuro. Sin duda era una agenda ocupada.

Además hacía días que no tenía ningún tipo de interacción con otras personas, con excepción de Naomi, pero sabía que seguramente sus rivales habían tenido tiempo para afinar su estado mental al máximo, y con su nivel de cultivación actual no sería sencillo para él derrotarlos.

Por otro lado la fabricación de objetos de alquimia le robó todo su tiempo, haciendo imposible para él conseguir nuevos recursos de cultivo en estos días y de esa forma romper en el rango de Guerrero nivel 5.

“La situación no es buena…” Suspiró Ryou.

Luego también recordó que su economía personal actual era pésima; y el dolor de cabeza que ya tenía empeoró aún más.

“Gasté 120 monedas de oro en la bolsa interespacial, y unas 190 monedas de oro adicionales en los ingredientes necesarios para la fabricación de productos”

“Use todo el dinero que me dio el primer anciano y también mis ahorros personales”

“Actualmente estoy en bancarrota” se rió Ryou alocadamente, la falta de sueño y el cansancio le habían afectado un poco. Pero en el fondo estos recursos no le importaban, y además sabía que obtendría grandes ganancias por la noche cuando la subasta comenzará y sus productos se vendieran.

“Solo espero no tener la necesidad de refinar algún recurso de cultivo de forma urgente, en este momento soy tan pobre que no podría comprar ni siquiera un simple hongo Itake”

Mientras pensaba en todas esas cosas, apoyó su cabeza en la punta del sillón y se quedó profundamente dormido.

El cielo se encontraba chispeando y dejo caer sus lágrimas en la arena incesantemente.

Una figura de rasgos intensos y músculos bien formados, caminaba bajo la luna en esa extraña y tormentosa noche de invierno.

Portaba una enorme hacha, digna de un rey, y un llamativo amuleto color verde en su cuello.

Tres figuras de edad salieron de las sombras y aparecieron rápidamente rodeándolo.

Uno de ellos dijo:

“Sukimoto Eorlund entrega el amuleto ahora y quizás te ahorremos la vida”

Otro de los tres sujetos, que se acercaba por su espalda, agregó:

“Nos llevó muchos años de investigación averiguar la verdad, pero ya no puedes engañarnos”

“Aunque no sabemos cómo funciona exactamente, hemos podido confirmar que tus habilidades como herrero supremo son gracias a ese amuleto maligno que traes contigo”

El tercer hombre del grupo afirmó: “Quizás seas intocable en tu Reino de Nastrand o en el Reino Celestial de Pirea donde cuentas con la protección del emperador…”

“Pero definitivamente morirás aquí si te niegas a entregarnos el amuleto. Nadie vendrá a ayudarte en este olvidado lugar del Gran Desierto Oscuro”

El hombre musculoso tomó su enorme hacha y comenzó a reír. Al agotar su risa, una brutal voz explotó y haciendo estremecer a los presentes, dijo:

“Quizás todos ustedes crean que soy un pez en una tabla de cortar”

“Y que me han seguido hasta aquí desde la Fortaleza Imperial sin que yo lo notara, pero la realidad es que sobrestiman sus capacidades”

“La única razón por la cual les permití seguirme hasta aquí es porque esta ciudad será su tumba, y su tumba se convertirá en el sello supremo que guardará mi objeto más preciado por toda la eternidad”

Más figuras misteriosas comenzaron a acercarse, ya que al darse cuenta de la situación, decidieron que no tenía sentido seguir escondiéndose en la lejanía.

Eran más de 100 expertos armados que rodeaban al herrero Sukimoto.

“¡Eres demasiado arrogante herrero! ¿Crees que puedes vencernos a todos nosotros?”

Sukimoto se bufó, y con frialdad explicó:

“No es cuestión de arrogancia, es una cuestión de poder real”

“Yo siempre supe que ustedes, ratas del Ducado Kherguita, codiciaban mis habilidades y secretos. Pero simplemente no pude ponerlos en mis ojos ya que son demasiado débiles”

Una de las tres figuras le apuntó con su dedo lleno de ira y sentenció:

“Si no te mato hoy, no podré ser considerado como un Conde nunca más”

Las tres figuras arremetieron con fuerza usando técnicas de batalla increíbles.

Uno arrojó una serpiente gigante de fuego que parecía querer devorar una ciudad entera, otro creo una poderosa lanza de energía la cual podía atravesar sin problemas edificios enteros y el tercero formo una esfera roja brillante de energía, la cual lanzó brutalmente hacia el herrero.

Pero Sukimoto ni siquiera se movió un paso de su lugar. Simplemente agitó su hacha con fuerza y los tres ataques enemigos fueron destruidos fácilmente, desapareciendo en el aire.

Sin perder tiempo y ante el asombro de la multitud, se disparó hacia adelante con su hacha cortando la cabeza de una de las tres figuras. Su amuleto verde comenzó a brillar levemente luego de esta acción.

“El conde Domuk ha sido asesinado de un golpe”

“Imposible… ¿Qué clase de fuerza es esta?”

“Lo hemos subestimado demasiado, no es solo un herrero. ¡Debemos atacar juntos!”

Comentaban algunas voces a la distancia. Pero antes de que pudieran intentar algo; una enorme masa de energía, que parecía poder cortar el mundo entero, fue desprendida desde el hacha de Sukimoto dirigiéndose hacia la multitud con fuerza.

Los expertos que no tuvieron tiempo de reaccionar a tiempo, ni de esquivar, fueron brutalmente golpeados por este ataque.

Segundos después, el paisaje había cambiado en gran medida.

Muchas casas habían sido arrasadas, los arboles cortados salvajemente e incluso la Gran Torre Oscura que se encontraba lejos a la distancia fue ligeramente dañada por este golpe.

Delante de Sukimoto solo quedaban unos pocos expertos que habían podido resistir el ataque penosamente, y la mayoría de ellos estaba en pésimas condiciones.

En un instante más de 90 enemigos habían sido asesinados, provocando en los alrededores una neblina roja que apestaba a sangre.

“Imposible…eres del rango Gran Maestro Espiritual…” Musitó con terror en su rostro una de las figuras que lo habían seguido.

Mientras los sobrevivientes aún no salían de su asombro, una luz color verde comenzó a destellar con intensidad desde el amuleto de Sukimoto.

Los expertos que ya estaban asustados, ahora estaban totalmente seguros que debían escapar cuanto antes de este lugar. Esto era porque el amuleto comenzó a capturar velozmente las esencias de almas de las personas asesinadas, sellándolas en su interior.

¡Maldito bastardo! ¡Además de matarnos planea esclavizar nuestras almas!” Chilló uno de los expertos sobrevivientes.

La captura de esencias de almas era algo tabú y olvidado en el tiempo. Principalmente porque el precio que había que pagar para poder lograr capturar una simple alma era demasiado alto, por lo cual, solo unas pocas personas a lo largo de la historia se tomaron el trabajo de investigar sobre este asunto en su camino marcial. Sin embargo este amuleto parecía tener el poder de capturar decenas de almas en un instante, y sin ningún esfuerzo o riesgo. La situación era ridícula y atemorizante.

Por primera vez, estos expertos entendieron el enorme error que cometieron al venir aquí.

Habían creído estar pescando un colorido pez, cuando se encontraron dentro de las fauces de un enorme tiburón sediento de sangre, llamado Sukimoto Eorlund.

Uno de los tres expertos que lo habían intentado intimidar al inicio, se dio media vuelta y escapó volando a gran velocidad. Pero antes de alejarse demasiado, Sukimoto apareció arriba de él y con un movimiento rápido de su hacha partió su cuerpo a la mitad. Sus dos partes cayeron al suelo mientras el amuleto absorbía su alma velozmente.

El brillo de color verde del amuleto era cada vez más intenso dando a entender que la calidad de las almas capturadas era también un factor importante.

Al ver a otro Conde asesinado en un instante, los pocos expertos que quedaban entendieron que no podían escapar y se arrodillaron en el suelo suplicando por sus vidas. Sus aterrorizadas voces sonaban como una melodía en la oscura noche:

“Nosotros estábamos equivocados…”

“Por favor perdona nuestras almas”

“Soy solo un humilde Barón enviado por el Duque del Dominio Kherguita”

Suplicaban algunos, y otro agregó:

“Yo soy un Vizconde, te daré infinidad de riquezas si me dejas ir a salvo”

Pero Sukimoto los ignoró a todos, y sentenció:

“Intentar robar mi Amuleto de Tharsis con ese nivel de habilidades inferiores, realmente se sobrestiman demasiado”

Sin desperdiciar más palabras superfluas, lanzó otro golpe de energía de su poderosa hacha convirtiendo sus cuerpos en una neblina de sangre al instante.

Los más de 100 expertos enviados por el Ducado Kherguita habían sido asesinados en cuestión de minutos.

A pesar de que lluvia continuaba cayendo, esta vez tenía una apariencia diferente ya que había sido levemente tenida por el color rojo de la sangre.

Los pocos valientes pobladores del lugar que se atrevieron a asomar sus cabezas por las ventanas, pudieron ver una escena terrorífica, quedando paralizados del miedo. Casi la mitad de la villa tenía daños considerables, incluso había todo un sector que había desaparecido por completo y una extraña neblina roja descendía sobre las casas de la población lentamente.

Sukimoto limpió su arma con cuidado y se dirigió hacia la enorme torre oscura a gran velocidad.

Una vez que llegó hasta la misma, acarició suavemente a su amuleto, y analizó:

“Esta enorme torre incluso pudo resistir uno de los ataques causado por mi arma… la persona que la construyo no debía ser simple en absoluto”

“Creo que será un buen lugar para que reposes. Solo espero que hayas adquirido el suficiente poder para hacerlo con solo las almas de esos expertos. Aquí podrás auto sellarte hasta que aparezca un nuevo amo que sea más capaz que yo y que tenga el suficiente talento para poder ir en contra de los cielos y vencer”

Luego dio un largo suspiro, y con una mirada llena de resignación afirmó:

“Yo sé que nunca pude usar todo tu potencial, y que apenas te utilicé para sellar almas dentro de mis creaciones haciendo que mejoren considerablemente. Como herrero me siento muy orgulloso de ese descubrimiento, el cual mantendré en secreto hasta mi muerte, pero también sé que no soy lo suficientemente poderoso para ser tu amo… Por esta razón aquí nos despedimos viejo amigo…”

Sukimoto colocó el Amuleto de Tharsis en la cima de la gran torre y creando algunos grafitis rúnicos, formó una Matriz de Ocultación y lo metió dentro, quedando totalmente oculto. Instantes después, como si tuviera conciencia propia, el amuleto comenzó a brillar intensamente dentro de esta matriz, y a los pocos segundos se petrificó para siempre. Su poderosa energía había desaparecido de la faz de la tierra, y en su lugar ahora solo había una piedra común.





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