Capítulo 67: La Verdad Sobre el Maestro
Ryou había ayudado al joven Cheng en todo lo que pudo, le entregó su más veloz técnica de cultivo del rango Santo, le dio recursos de cultivo abundantes para su rápido progreso, lo entrenó diligentemente y finalmente le dejó algunos importantes regalos de despedida que le ayudarían enormemente, los cuales eran objetos que Ryou había saqueado de otras villas durante la guerra. Lo que sucediera de ahora en adelante ya no era su problema, si Cheng podía concretar su venganza, o caía en el intento, ya sería obra del destino.
Ryou se dirigió hacia la entrada de la Gruta, que era visible ahora por primera vez en el año, ya que no estaba debajo del agua. La arrogante Matriarca, acompañada por un sequito de combatientes, lo esperaba en este lugar.
“Mis guerreros más poderosos te acompañaran” Declaró ella con su tono de voz frio. Su objetivo era claro, quería asegurarse que Ryou cumpliera con su parte del trato en caso de que encontrarse con los enemigos.
Ryou, sin ni siquiera mirarla, no se molestó en responderle. Había logrado lo que quería, que era hospedarse dentro de las comodidades de la tribu Gargoulle durante todo este tiempo, y así obtener un poco de paz para cultivar e intentar reparar su Poder Espiritual. Pero en este momento, está reinita ya no le servía para nada y su actitud arrogante siempre le había desagradado. Para tener arrogancia, primero había que tener la suficiente fuerza para poder sostenerla. Por lo cual se limitó a ingresar a la gruta sin decir ni una palabra.
Algunas horas después, en otro lugar de esa isla, el joven Cheng estaba regresando de entrenar cuando escuchó un rugido furioso, seguido por un grito de auxilio.
Cheng corrió hacia donde provenían los ruidos. Al llegar se encontró a un chico, tan joven como él, siendo acorralado por un tigre de manchas negras. El tigre estaba a punto de atacar cuando el pequeño Cheng le acertó una potente patada en sus costillas, haciendo que la criatura vuele varios metros, hasta estrellarse contra un árbol. Al recuperarse el tigre corrió por su vida, con ese único golpe había entendido que no podía enfrentarse a su oponente.
“¿Te encuentras bien?” Preguntó Cheng.
“Sí… ¡Sí! ¡Gracias a usted estoy a salvo!” Comentó el joven mostrando cantidades infinitas de agradecimiento en su rostro, y luego agregó suplicando:
“Disculpe mi atrevimiento pero ¿Tiene algo de comida? ¡No he comido ni bebido nada en días!”
Los dos jóvenes charlaron durante un rato y finalmente Cheng se enteró que su nuevo amigo había sufrido una historia similar a la suya, y ahora estaba escapando también, razón por la cual llegó a esta isla, donde la influencia de sus perseguidores no lo alcanzaría.
Cheng sintió lastima debido a la historia de este joven y sabiendo que su maestro no regresaría por al menos unos días, lo invitó a quedarse en su casa para que pudiera pasar la noche en un lugar seguro.
Sin saberlo, la rueda del destino comenzó a girar con fuerza desde ese momento. Acontecimientos que cambiarían la historia de todo el Gran Desierto Oscuro comenzaron con esta primera reunión.
Mientras tanto, en las profundidades de Gruta Congu…
Ryou avanzaba con pasos seguros, usando una antorcha como método de iluminación. Había dejado atrás a los protectores de la Matriarca hace tiempo y ahora avanzaba solo buscando su objetivo.
“Debería estar por aquí…” Suspiró con frustración, llevaba varias horas buscando en donde creía que estaba el objeto pero no logró dar con su paradero aún.
Unas voces se escucharon algunos metros delante de él, seguido por múltiples luces de antorchas que lo alcanzaron rápidamente.
Este grupo de personas provenía desde el lado opuesto del túnel.
“¿Quién eres tú?” Preguntó un hombre de mediana edad con rasgos faciales intensos, usando el lenguaje de la tribu Congu.
“Mi nombre es Ryou, la Matriarca me envió para acabar con todos ustedes en caso de que intentaran cruzar por la gruta. Les recomiendo no moverse bruscamente a no ser que haya algún Guerrero Espiritual en su grupo” Contestó Ryou francamente, sin intentar ocultar nada.
Los supuestos rebeldes de la Isla Congu del norte se alarmaron al escuchar las palabras Guerrero Espiritual. Incluso si había alguna sospecha sobre si lo que dijo era una mentira, al ver la actitud despreocupada de Ryou, frente a todos estos poderosos combatientes del rango Gran Guerrero, sabían que no podía ser simplemente un engaño.
“Quiero proponerles un trato justo” Declaró Ryou con confianza.
El líder de este grupo escuchó interesado las palabras –trato justo- y asintió con la cabeza.
“Les permitiré pasar y conquistar la Isla Sur, para así poder unificar la tribu Gargoulle nuevamente, y regresar a la grandeza que tuvieron en el pasado”
Explicó Ryou, y luego continuó: “A cambio de este gran favor les exigiré que se conviertan en una tribu subsidiaria de la Gran Tribu Roca Ardiente y, en muestra de buena fe, que provean un pequeño porcentaje de sus tropas totales a la Gran Villa Principal de mi tribu. Si aceptan esto, no solo podrán unificar a toda la tribu otra vez, sino que además ¡No serán exterminados ahora!”
Ryou expandió su aura sangrienta mientras pronunciaba esas últimas palabras, haciendo que todo este enorme grupo de personas se estremezcan. A pesar de que él no podía utilizar una técnica de intimidación extrema como El Camino de la Voz de Wang Mang, su aura terrorífica alcanzaba para intimidar fácilmente a las personas de menor nivel que él.
Ryou jamás había prometido que pelearía a favor de la Matriarca, él solo le aseguró a ella que solucionaría el problema de división en la tribu Gargoulle y, dadas las circunstancias, darle el poder al bando más fuerte era lo más sensato para arreglar la situación. Además, según el punto de vista de Ryou, la actual Matriarca de la isla Sur no tenía ni la fuerza, ni la experiencia suficiente para poder gobernar toda la tribu, por lo cual sería absurdo apoyarla si lo que buscaba era estabilizar las cosas en las dos islas a largo plazo.
“Suena como un trato justo” Afirmó con temor el líder del grupo, sin atreverse a mirar a Ryou a los ojos. El aura del joven lo había aterrado, y aunque fuese 10 veces más valiente no se atrevería a discutir con él.
“Perfecto ¡Tenemos un trato justo!” Exclamó Ryou, despreocupadamente, como si no estuviera intimidando a los más débiles. Y con una ligera sonrisa, agregó:
“Además estoy buscando una esfera que al tocarla puede dar una pequeña descarga eléctrica, debería estar camuflada como una simple roca de color negro, en algún lado cerca de aquí. Una vez que la encuentren podrán irse hacia la Isla Sur de inmediato”
Una hora después, un soldado regresó con una extraña roca que al tocarla daba la sensación de cierto cosquilleo. Ryou la examinó rápidamente y con una enorme sonrisa, que reflejaba su buen estado de ánimo, felicitó al soldado: “¡Excelente! Lo has hecho bien, cuando vengas a mi tribu serás ascendido de rango y obtendrás grandes ganancias, pero por ahora toma esto como agradecimiento”
Ryou entregó una pequeña bolsa con oro, ante la atenta mirada del combatiente que nunca había tenido tantas monedas de oro en sus manos en toda su vida.
“¡El señor es muy generoso!” Dijo el sujeto que lucía aún más feliz que el propio Ryou.
Luego de eso, el grupo de la Isla Congu del Norte se marchó hacia la entrada de la Isla Sur, para confrontar a su enemigo.
Mientras tanto, Ryou se dirigía hacia la salida opuesta, mientras pulía la extraña roca con su arma. Lo que tenía ahora en sus manos, después de quitarle las capas de rocas falsas, ya no lucía como un simple pedazo de piedra oscura, si no que era una esfera perfecta de color negro.
“¡Finalmente te tengo en mis manos!” Pensó Ryou con entusiasmo, mientras se dirigía hacia la salida de la Isla Congu del Norte. Había escogido salir por este lado tan solo por un simple capricho. Él había pasado 3 meses en la Isla Sur por lo cual ya la conocía a la perfección, pero ahora quería actualizarse respecto a los cambios que había sufrido la Isla Norte en los últimos cientos de años, por esta razón escogió salir de la gruta por este lugar. Además la feroz batalla que se libraría en la Isla Sur no era su problema, y el caos generado por la batalla no sería de su agrado.
En la villa de la Isla Congu del Sur…
Dentro de la enorme choza, Cheng invitó a sentarse a su nuevo amigo y le sirvió una tasa con té.
“Aquí puedes descansar, siéntete como en tu casa” Expresó amablemente el joven Cheng.
Luego notó una bolsa, arriba de la mesa, con una pequeña nota de Ryou que decía:
“Espero que le des un buen uso a esto”
Al abrir la bolsa se encontró con varios objetos invaluables que lo sorprendieron gratamente. Pero el más interesante fue un bello sable curvo, que parecía ser un arma de nivel intermedio. E incluso tenía en su hoja grabada una extraña runa.
“¡Runa Resplandor Brillante!” Musitó Cheng, admirando el arma.
“¿Qué mierda has dicho?” Gruñó su joven invitado, llamado Kui Wu, al escuchar el nombre de la runa.
Cheng se sorprendió ante la reacción de su nuevo amigo, que parecía muy amable hasta hace algunos momentos. Y pensó que quizás había oído mal, por lo cual repitió:
“Este sable tiene grabado una extraña Runa Espiritual llamada Resplandor Brillante…”
Pero lejos de regresar al trato cordial, el joven Kui Wu gruñó: “¡Déjame ver eso!”
Sus ojos mostraban locura y odio mientras observaba el arma.
“¿Quién te dio este sable?” Preguntó sin rodeos, iniciando la conversación que lo cambiaría todo.
“Fue mi maestro”
“¿Cómo se llama tu maestro?”
“Su nombre es Ryou, él también viene del desierto como nosotros”
La expresión de Kui Wu era difícil de descifrar, tenía una mezcla de incredulidad y espanto, que lentamente se fue convirtiendo en furia y rencor.
“¡Sumeki Ryou! Ese es el maldito bastardo que hizo caer en desgracia a mi familia y esta es su espada, la recuerdo bien. Por su culpa tuve que escapar de mi propia tribu y además todos creen que mi padre es un traidor. Actualmente mi padre, Kui Yang, está condenado a morir por un crimen que no cometió; y todo es a causa de ese bastardo”
Cheng parecía aturdido, si se lo ponía a pensar no sabía mucho sobre su maestro realmente. Nunca había hablado sobre sí mismo y él nunca había preguntado tampoco.
Lejos de escapar de la locura y envenenado por sus recuerdos, el joven Kui Wu continuó hablando sin parar: “Esa escoria logró de alguna forma conquistar a las tribus Arena Roja, Escorpión Negro y Plumas Sagradas, haciendo que el poder de mi padre decaiga y finalmente sea destituido de su asiento como jefe de la tribu Roca Ardiente, para luego ser acusado de supuesta traición”
Pero entre todas esas palabras, el joven Cheng solo prestó atención a una sola cosa.
“¿TRIBU ESCORPIÓN NEGRO?” Repitió con incredulidad.
Un montón de fichas habían sido derribadas en su cerebro, como un enorme domino que conectaba los puntos lentamente, y ahora lo comprendía todo.
En un instante, la felicidad y sentimientos positivos de los últimos meses se rompieron en mil pedazos, casi sin pensarlo, y por instinto, el joven declaró:
“Mi nombre es Huang Cheng y soy el hijo de Huang Chao, el Jefe de la Tribu Escorpión Negro”
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