Capítulo 68: Plano Alterno
En la Isla Congu el Norte, Ryou no sabía nada sobre el melodrama vivido por su discípulo. De hecho el joven jamás dio detalles sobre a qué tribu pertenecía o sobre quien era su padre exactamente, por lo cual Ryou no tenía forma de saberlo. Pero sin duda el destino había librado otra de sus bromas. Ryou había entrenado sin saberlo al hijo del hombre que mandó a romper sus piernas, destruir su cultivo y exhibir desnudo ante todos.
En aquel momento, el joven Cheng había escapado hacia las Islas Congu junto a su abuelo y su sirviente de mayor confianza, mientras Ryou asediaba la tribu Escorpión Negro.
Su padre, el ex Jefe Tribal, había sido sorprendido por un ataque de pinzas y sabiendo que posiblemente no podría ganar la batalla, sacó secretamente a su familia de la villa, a través de un túnel secreto. Lo que Cheng no sabía era que su padre también había logrado escapar a salvo luego de eso, aunque su destino de viaje fue otro.
Huang Chao contaba con la posibilidad de pedirle ayuda a la tribu Plumas Sagradas para recuperar el poder perdido, por lo cual tomó ese rumbo. Pero el joven Cheng siempre creyó que su padre se había quedado a defender la villa valientemente, hasta ganar o morir.
Para empeorar las cosas, antes de zarpar hacia las Islas Congu, un mercader errante les informó que la tribu Escorpión Negro había caído, lo cual impactó enormemente al abuelo de Cheng, dándole un ataque al corazón que acabó con su vida. Y era su abuelo, un guía experimentado, el que conocía la forma más directa de navegar hasta las islas. Debido a su repentina muerte, fue su sirviente el que tuvo que improvisar, intentando llevar al joven Cheng hasta su destino sin conocer bien el camino. Pero el viaje en bote fue infructuoso, y se perdieron durante días en el mar. El sirviente se volvió loco por la sed y bebió agua salada del mar en grandes cantidades, lo cual eventualmente acabó con su vida debido a sufrir una deshidratación extrema.
Finalmente el pequeño Cheng se las arregló para llegar a las islas con mucho esfuerzo y algo de suerte. Pero en lugar de llegar a la Isla Congu del Norte, el cual era su destino original, encalló en la Isla Congu del Sur debido al extraño rumbo que tomaron en el mar. En este desolado y desconocido lugar, solo el odio y sed de venganza hacia el causante de las muertes de su padre y su abuelo le había motivado a seguir adelante.
Bebiendo únicamente agua de cocos y comiendo pescado fresco, Cheng había logrado escapar de las fauces de la muerte, logrando sobrevivir en la isla hasta que conoció a Ryou.
Esta historia no era conocida en su totalidad por Ryou, quien ahora estaba estudiando cuidadosamente la esfera negra que tenía en sus manos.
Ryou había estado en contacto con la Señorita Randversson durante los últimos meses, a través de aves mensajeras. Por lo cual se mantenía medianamente informado sobre lo sucedido en su tribu, pero la única cosa que realmente le importaba era saber sobre la posibilidad de contar con un alquimista experto del rango Oro. Pero ella le había informado que, a pesar de haberlo intentado por todos los medios, no sería posible conseguir a semejante experto en la actualidad. Por lo cual Ryou debió modificar sus planes originales, y notificarle a ella que no volvería a la tribu por bastante tiempo.
“A pesar de que no podré contar con esa poción, para reparar mi Poder Espiritual de forma rápida, también existen otros métodos algo más lentos, pero igual de efectivos” Pensó mientras jugaba con la esfera negra en sus manos.
Ryou encontró una pequeña cueva y, luego de verificar que estuviera vacía, sepultó su única entrada con una enorme cantidad de rocas.
En la oscuridad total de la cueva, puso las manos sobre la esfera negra y forzó al máximo su Poder Espiritual, haciendo que se dañe aún más. Pero no le importó recibir ese pequeño daño extra, era tan solo un precio justo a pagar a cambio de poder curarse totalmente luego.
“Me vengaré de ese tal Vizconde Baku Naranbaatar en un futuro. Si no fuera por su existencia, no tendría que pasar por todo esto ahora” Pensó Ryou con una amarga sonrisa.
La esfera negra brilló levemente y lo siguiente que Ryou vio fue un mundo totalmente nuevo, lleno de montañas, ríos y praderas, con abundante vegetación e incluso algunos animales salvajes. Este nuevo mundo estaba repleto de vida y la energía fluía con mucha más intensidad que en el Gran Desierto Oscuro.
“El Plano Alterno de Sao Feng sigue tal cual lo recuerdo” Pensó con nostalgia.
Un Plano Alterno, o también llamado Mundo Secreto, era un mundo totalmente distinto. Y la esfera negra era la entrada hasta este mundo.
Para poder ingresar, o salir, de un Plano Alterno había que inyectar grandes cantidades de Poder Espiritual en el objeto que servía como puente. Por lo cual, al hacerlo, él había empeorado el estado de su Poder Espiritual otra vez. Actualmente la única forma que tenía para salir de este plano, era lograr sanar totalmente su Poder Espiritual.
Pero esto era un proceso lento y tedioso, que podría tomar varias décadas en el exterior. Por otro lado, el Plano Alterno de Sao Feng, a pesar de no ser muy grande, era muy rico en energía. Con tanta energía libre en los alrededores, solucionar su problema sería muchísimo más rápido que en el Gran Desierto Oscuro.
Estos planos solían ser ricos en energía y recursos, haciendo que sean súper codiciados por todas las grandes potencias del imperio. De hecho hasta un pequeño plano como este era considerado un objeto de gran nivel por cualquiera de los reinos más importantes del Imperio Zhou.
Los niveles de los objetos se dividían según su calidad en: nivel Bajo, nivel Medio, nivel Alto, nivel Épico, nivel Legendario y nivel Divino. Para dar algunos ejemplos dentro de las pertenencias de Ryou, la Perla de Resonancia Energética se considera un objeto de nivel Bajo, el Anillo Interespacial es un objeto de nivel Medio, de nivel Alto no tenía ninguno hasta el momento, el Plano Alterno de Sao Feng era de nivel Épico y el Caldero del Emperador de la Alquimia era de nivel Legendario. Por último tenía dos objetos de nivel Divino, que eran El Anillo Escarlata de Orión y El Amuleto de Tharsis, sus más preciadas pertenencias.
Cuanto mayor sea el nivel de un objeto, mayor sería su rareza y su valor. En el caso de los objetos divinos eran simplemente invaluables. Incluso el descubrimiento de un objeto de nivel Legendario como su caldero, podría desatar enormes guerras entre las potencias con tal de poder obtenerlo bajo su control. Esto era una realidad absoluta en el Imperio Zhou, apoyada totalmente por los libros de historia.
Mientras observaba el bello paisaje, Ryou comenzó a recordar lo sucedido hace tantos años.
“Sao Feng fue posiblemente el pirata más grande de la historia, con ayuda de la Gema Escarlata de Orión y de este Plano Alterno, conquistó todo el Gran Desierto Oscuro en un corto periodo de tiempo, llevando a la tribu Roca Ardiente hacia la cima durante ese corto periodo… Es una pena que no le haya interesado consolidar ese poder y en su lugar enfocó toda su atención en el Mar del Este, formando una gran flota de barcos que lograron navegar hacia lugares nunca antes explorados. Actualmente tengo en mi posesión los dos objetos que lo convirtieron en leyenda”
Luego de recoger una extraña fruta y de darle un mordisco, Ryou continuó perdido en sus recuerdos:
“Sao Feng tuvo la desdicha de padecer una enfermedad mortal, razón por la cual hizo lo que pudo para proteger sus tesoros más preciados, antes de ir al exilio, durante sus últimos años. Primero ocultó la Gema Escarlata de Orión en el mismo lugar donde la había encontrado, y luego escondió este Plano Alterno en la Gruta Congu. Además dañó intencionalmente la gruta, para reducir el tiempo de apertura al mínimo posible, haciendo que solo sea accesible por un corto periodo de tiempo al año.
Él siempre estuvo obsesionado con ocultar la entrada de su Plano Alterno, pero al mismo tiempo quería tener alguna forma de poder salir en caso de recuperarse de su extraña enfermedad. Finalmente se retiró para vivir sus últimos años en paz dentro de este plano. Su esqueleto debería estar en algún lugar por aquí cerca…”
Ryou continuó recordando cosas aleatorias sobre el pasado del famoso pirata Sao Feng, este personaje, nacido en la tribu Roca Ardiente, no supo aprovechar al máximo los objetos importantes que consiguió a lo largo de su vida. De haberlo hecho la dinastía Zhou habría desaparecido en su generación. En lugar de conquistar el continente Tamri, prefirió enfocar su atención en los mares lejanos del Este y explorar islas extrañas, mientras combatía con poderosas criaturas marinas. A veces saqueaba algún puerto, lo cual le dio su reputación como pirata, y algunos dolores de cabeza al Imperio Zhou. Pero acabó muriendo por culpa de una extraña enfermedad que contrajo en una de sus expediciones, haciendo que no pueda llegar a viejo.
Durante las siguientes horas, Ryou se dedicó a recorrer el lugar y a familiarizarse con los alrededores, el plano tenía un tamaño aproximado de 230 km².
6 horas más tarde, logró dar con el paradero del esqueleto de Sao Feng. Sus huesos lucían blancos y resplandecientes, como si hubiera muerto recientemente. Esto era normal en poderosas existencias, que tenían esqueletos increíblemente resistentes. Un simple hueso de alguien tan poderoso como Sao Feng podría ser utilizado para fabricar una poderosa arma, siempre en cuando lograra encontrar a alguien con la capacidad suficiente para poder trabajar sobre ellos.
Pero Ryou no haría algo así, de hecho en su lugar le dio un entierro apropiado y le fabricó una tumba. Este capitán había muerto solo en este lugar, y únicamente Ryou sabía sobre su identidad y su historia, por lo cual era su responsabilidad hacerlo. Además también había encontrado su bolsa interespacial, la cual estaba repleta de valiosos recursos y tesoros. Y la bolsa misma era de mejor calidad que la de Ryou tenía hasta ahora, haciendo que puedan almacenarse muchos más objetos en esta.
“Ahora soy inmensamente rico” Pensó Ryou con satisfacción palmeando la bolsa. Los recursos obtenidos de la bolsa de Sao Feng eran por lo menos 100 veces más abundantes que los que había obtenido durante toda la reciente guerra. Esto por supuesto no era un asunto menor. Un tesoro como este era algo que nadie en el Gran Desierto Oscuro podría tener, e incluso dentro de los poderosos Reinos del Imperio Zhou, solo las grandes familias milenarias podrían tener algo así.
Ryou se sentó en posición de meditación y, respirando lentamente, dejó que la abundante energía del Plano Alterno ingrese en su interior lentamente.
Luego cerró sus ojos, y comenzó a meditar en un estado profundo de conciencia.
Reparar su Poder Espiritual no sería sencillo, ni rápido. Pero tenía una enorme cantidad de tiempo disponible y estaba en el lugar indicado.
Sus años en reclusión absoluta comenzaron de esta forma.
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